Portada

Enlazamé

martes, 6 de abril de 2010

THe lion and the lamb. Capitulo 22

El anciano seguía sonriendo. Edward abrió la carta. En el sobre había dos hojas de papel cuidadosamente dobladas. La primera hoja era una carta. En ella le explicaba lo que era el anciano. Un ángel. Un ángel de la guardia. Explicaba el significado de ser un ángel y las responsabilidades. También varias advertencias como la que decía que ningún humano le podría ver. La segunda hoja era un contrato. En él decía que el firmante sería un ángel de la guardia por el tiempo que quisiera. Después se iría al "otro" lado. El anciano ángel le tendió un bolígrafo. Edward lo cogió y firmó el contrato.

Bella despertó de su sueño. Ese día iría a su cita con Lucas. Él la podría ayudar a encontrar un forma de revivir a Edward, o al menos le daría algunos contactos importantes. Cuando se levantó se vistió rápidamente y bajó a desayunar. Después de dejar el cuenco de cereales sobre el fregadero, Bella salió apresuradamente de su casa. Entró en su coche. Necesitaba pedirle perdón a Irina la noche anterior se había pasado muchísimo. Si hubiera dejado a Irina hacerlo no habría ardido nada. Puso rumbo a la casa que compartían Irina y Gonzalo. Llegó rápidamente. Abrió la verja de color negro y entró en el jardín. El jardín era obra de Irina. Con un sencillo conjuro convirtió su jardín en un estupendo jardín zen, como los de China. Cruzó el jardín y llamó a la puerta principal de roble. Abrieron rápidamente. Abrió Irina, Estaba vestida con un top blanco y un pantalón negro. Bella la saludó. Ella le devolvió el saludo. Bella entró a la casa. Cruzaron un largo pasillo y entraron en el salón. El salón era una sala con forma rectangular. Era una sala amplia. Al fondo del salón, había una gran televisión de pantalla plana. Delante de la televisión, había un sofá grande de color rojo fuego (como las paredes y el suelo). A la derecha del salón, había una gran chimenea que iluminaba toda la estancia. Delante de la chimenea varios puf de color blanco. A la izquierda de la estancia, había un escritorio con un ordenador portátil encima. Delante de él estaba Gonza. Cuando las vió entrar, Gonza saludó a Bella. Bella le devolvió el saludo. Irina se sentó en un puf y, Bella se sentó en el que estaba a su derecha. Irina sonreía. Después le pidió a Gonza que les dejara hablar tranquilas. Este apagó el ordenador y se fue de la sala un poco confuso. Bella, un poco avergonzada, le pidió perdón a Irina. Esta le siguió sonriendo y le dijo que no importaba. Que ella hubiera hecho lo mismo por Gonza. Después se abrazaron.

Al rato, a Bella le sonó el móvil. Sabía que era un número desconocido, pues ella tenía una canción para cada contacto de su teléfono móvil. Rápidamente, cogió el teléfono. Eran las cinco en punto.

- ¿Hola? -dijo Bella
- Hola- le contestó una voz grave. Debía ser un hombre
- ¿Quién es? -preguntó Bella un poco confusa
- Alguien que sabe o que pretendes hacer. Algo malo y antinatural
- No voy a hacer nada malo -dijo Bella con voz tensa. Aunque no le podía quitar razón en lo de antinatural- y además a usted no le importa -decir eso era lo más rápìdo para deshacerse de aquel pesado
- Eso es lo que crees -dijo. Un instante después colgó.

Edward seguía un poco desconcertado. Hizo una recopilación de los hechos. Poco antes, un anciano le había dado una carta en la que decía que si quisiera sería un ángel guardián. Era algo muy raro. Después, el anciano se fue con el contrato ya firmado. Edward estaba sentado en la cama en la que había despertado. Estaba pensando. Justo en ese momento, el anciano entró por la puerta seguido de un chico. El chico tendría unos diecisiete o dieciocho años, según calculó Edward. Era moreno y su pelo era corto. Sus ojos eran de color negro. Negro azabache. Cuando entró, miró a Edward y le sonrió. Este le había devuelto la sonrisa. Edward se dió cuenta de lo que estaba haciendo el anciano. Le estaba mirando fijamente con sus ojos de color dorado.

- Buenas tardes Edward -dijo el anciano. Tenía una voz grave- Me llamo Angelus y soy el instructor de ángeles guardianes principiantes
- Buenos días -le respondió Edward aún mirando al chico que estaba al lado de Angelus
- Él será tu compañero de habitación -le dijo Angelus al ver que no lo miraba
- Vale
- Mañana comenareis vuestras clases a las...
- ¿Clases? -preguntó Edward interrumpiendolo
- Sí -dijo el ángel un poco molesto- A las siete en punto de la mañana. Debéis ser capaz de proteger a vuestros protegidos. Además les tendreis que aconsejar bien. Si os equivocais podeis hacer que tome una mala decisión.
- ¿Nos verán? -preguntó Edward
- En sueños, si lo deseais
- Entonces nos conocen ¿no?
- Claro, te conocían cuando vivías -Edward abrió la boca para hacer otra pregunta, pero Angelus le respondió antes de que hablara- También conoceréis a esas personas.
- ¿Esas?
- Claro, puedes ser ángel guardián de varias personas a la vez
- Bien...
- Puede que esteis ligadas emocionalmente a ella -dijo Angelus poniendo bastante énfasis en las dos últimas palabras- Bueno me iré, tengo que hacer algo muy importante. Además necesitais tiempo para conoceros, ya que seguramente formaréis un equipo -Angelus sacó un móvil de la túnica y llamó a alguie. Salió de la habitación rápidamente. Eran las cinco en punto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario