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Enlazamé

miércoles, 14 de abril de 2010

THe lion and the lamb. Capitulo 25

Edward pensaba que pasaron muchos días desde la primera de sus "clases". Las "clases" eran en realidad pruebas. En ellas los aprendices de ángeles tenían que saber aconsejar a una persona y, si no le daba un buen consejo y estaba a punto de cometer una estupided, como por ejemplo saltar desde el punto más alto de un acantilado, salvarles. A Edward se le daba bastante bien. Sobre todo lo de salvar. A Paolo se le daba bastante bien. Edward no sabía como había podido suspender tantas veces. La respuesta llegó al final del día. La última prueba del día consistía en salvar a unas personas. Cuatro conocidos. Solo tendrían un minuto para pensar a quien salvar. Edward se preocupó mucho cuando Angelus le contó lo de la última prueba. Si la superaba, el consejo de ángeles le permitiría hacer "el último examen". Paolo estaba muy concentrado cuando Angelus dijo lo del último examen. Era su última oportunidad.

Angelus les llevó a una habitación desconocida para Edward. En ella, Angelus (con la magia de los ángeles) haría dos copias perfectas de conocidos de Edward y Paolo. Estos debían salvar como a cuatro personas. En un minuto. Si no lo conseguían Edward tendría que repetirlo de nuevo y Paolo iría al "otro" lado. Edward se concentró rápidamente. Entonces la habitación se transformó. Estaban en el borde de un acantilado. Cuatro personas se preparaban para saltar. Eran cuatro chicas. Edward reconoció a dos. Eran Alice y Bella. Angelus puso en marcha su cronómetro. Rápidamente Edward salió corriendo hacia Bella. La cogió mucho antes de que se tirara. Después salvó a Alice cuando caía. Paolo a su lado consiguió salvar a una chica. Era guapa. Su pelo era de color negro. Sus ojos eran azules. Edward ayudó a Paolo a subir a la chica. Quedaban solo quince segundos. La chica que estaba al otro lado de Paolo se le parecía mucho. Se dejó caer. Edward siguió un impulso y se tiró tras ella. La cogió... Pero estaban cayendo. Edward intentó agarrarse a alguna roca. Lo consiguió. Le quedaban solo diez segundos. Edward subió a la chica lo más rápido que pudo. Quedaban cinco segundos. Tenían que salir de la sala si querían superar la prueba. Ya habían salido Bella, Alice y la otra chica. En el mismo momento en el que Edward subió, Paolo cogió a la chica y se la llevó fuera de la sala. Solo quedaba por salir Edward. Corrió lo más rápido que pudo y... lo consiguió. Aliviados, Edward y Paolo chocaron los cinco.

Alice se fue cuando la llamó Jasper. Irina se quedó solamente unos diez minutos más. Entonces Bella se quedó sola con Lucas. Era digno de su confianza. Bella estuvo varias horas hablando con Lucas. El tema de conversación fue la vida de Edward. Cuando terminó de hablar sobre él, Bella le preguntó a Lucas si había alguna forma de revivir a Edward. Este le dijo que solo con la magia oscura podían hacer algo así. Lucas le dijo que él no dominaba esa magia y podía destruir el cuerpo de Edward. Cuando lo dijo Bella apretó el colgante sobre su pecho. No permitiría que se destruyera su cuerpo. Al ver su expresion, Lucas también le dijo que si conseguía un buen equipo de magos (benévolos o malignos) podía intentar revivir a Edward mediante la magia antigua. Una magia que no se usaba desde hacia muchísimos años, pero que sin embargo Lucas controlaba porque su madre le enseñó antes de que la secuestraran. Para ese que Lucas hiciese ese conjuro solo necesitaba poder. Bella le dijo a Lucas que tenía varios contactos que le podían ayudar. Lucas se alegró al oir eso. Le dijo a Bella que los magos o brujas que consiguieran debían tener gran poder mágico, pues si no lo tenían podían morir mientras se hacia el conjuro. Bella asintió. Después miró su reloj. Eran las doce de la mañana. Bella se despidió de Lucas y se fue a su casa. Tropezó varias veces, pero consiguió llagar a su casa solo con unos rasguños en las palmas de las manos. Llegó por la parte trasera de la casa. Bella oyó una risa mientras caminaba hacia el jardín. Era la risa de Ben. Bella sigilosamente se coló en el jardín y estubo espiando a Ben. Estaba con una chica de su edad más o menos. La chica era rubia y sus ojos eran de color celeste. La chica sostenía a Anita mientras Ben estaba jugando con la niña. De repente, Ben se levantó y entró en la casa. Unos minutos después apareció con una manta. La tiró sobre el césped del jardín y se sentó allí. Ben le dijo a la chica que le pasara a la niña. Eso hizo, después dejó a Anita a su lado y se acostó. Unos segundos después, la chica se tiró también en la manta y recostó su cabeza sobre el vientre de Ben. Este sonrió complacido y empezó a acariciarle el pelo mientras observaba a Anita. Bella ssalió de nuevo al bosque. No quería interrumpirles. Mientras caminaba se chocó con un hombre. El hombre aguantó a Bella para que no se cayera. Bella miró al hombre para pedirle perdón y agradecerle el gesto. Levantó la cabeza y se quedó muda. Era el anciano del sueño. Sus ojos dorados brillaban espectantes mientras miraba a Bella. Bella se mostró sorprendida. Abrió la boca para decirle al anciano si le conocía. Pero antes de que dijera nada, el anciano la golpeó y la dejó inconsciente.

miércoles, 7 de abril de 2010

THe lion and the lamb. Capitulo 24

El compañero de habitación de Edward se llamaba Paolo. Había nacido en Roma. Paolo llevaba varios meses entrenando en la escuela de ángeles, pero no terminaba de encajar allí. Esa era su última oportunidad. Si no conseguía aprobar le echarían de la escuela. Edward hizo buenas migas con Paolo. Este le contó que tuvo un accidente mientras iba con su novia en moto. Ella se salvó. Se llamaba Alessandra. También le contó que iba rápido en la moto porque llegaba tarde a una audición que tenía en un teatro. Era cantante y actor. Se llevó una grata sorpresa cuando Edward le dijo que él también era actor y que estaba trabajando en una serie española. Durante el día anterior ambos hablaron mucho. Edward habló a Paolo sobre toda su larga vida. Incluido el por qué del hechizo. Cuando Edward se lo contó Paolo no parecía muy convencido. Creía que Edward le estaba gastando una broma.

Esa noche Bella tuvo un sueño muy extraño. Extrañísimo. En ella un anciano de voz grave se llevaba a su hija a algún sitio. Bella se pasaba buscandola mucho tiempo. Preguntando por toda el pueblo. Recibía una carta del anciano (llamado Ángel). Este le decía que su hija estaba en la ciudad de Roma, junto al puente Milvio. El que está encima del río Tiber. Bella inmediatemente cogía un vuelo y volaba hasta Roma. Cuando llegaba cogía un taxi e iba hacia el puente. Estaba lleno de turistas, por supuesto. Ya se sabe que la historia de Moccia caló mucho entre los italianos. Tuvo un gran éxito. Muchas parejas estaban poniendo sus "candados del amor". Mientras cruzaba el puente, Bella se fijó en uno especialmente. En él ponía "E&B unidos hasta en la muerte". Bella se acercó a el candado. Era viejo y estaba un poco oxidado. Pensó que era una gran coincidencia. E de Edward y B de Bella y hasta ellos estaban tan unidos como decían en el candado. Se acercó más. De pronto, algo envistió a Bella. Esta calló hacia el río Tiber. Ese día las aguas estaban agitadas. Si caía seguramente moriría. Justo antes de llegar al agua, Bella miró hacia arriba. Allí estaban Andrés, Anita y un anciano. Era una anciano de cabellos y barbas blancas. Sus ojos eran de color dorado. Estaba vestido con una túnica larga y blanca. Un brillo de malicia brilló en sus ojos dorados. El impacto con el agua hizo que Bella se quedara casi inconsciente. Antes de cerrar sus hojos por última vez, miró a su alrededor. Allí estaba Edward. Bella se fue sumergiendo con su amor...

De repente, Bella despertó pensando todavía en su sueño. Creyó que el leer el libro A tres metros sobre el cielo era el causante del sueño. Miró la hora. Eran las ocho en punto de la mañana. Se levantó. Fue directamente al baño y se lavó la cara. Después fue a la cocina. Allí Carlos le había dejado el desayuno (un tazón de cereales). Lo calentó en el microondas y se lo comió muy lentamente. Cuando acabó de desayunar eran las nueve y media. Justo cuando se levantó a fregar el tazón y la cuchara, Ben entró a la cocina. Bella lo miró y le dedicó una sonrisa burlona. Todavía se acordaba de lo del día anterior. Terminó de fregar. Ben acababa de coger un tazón para echarse cereales. Bella salió de la cocina y fua al cuarto de Anita. Anita estaba dentro de la cuna, duermiendo plácidamente. Bella la despertó. Después se la llevó a la cocina. Ben estaba esperando a que se calentaran los cereales, así que Bella le dejó a la niña en brazos mientras hacía el biberón. Ben le devolvió a la niña cuando los cereales terminaron de calentarse. Bella la cogió y le pidió a Ben que calentara la leche. Metió la leche en el microondas y se fue a desayunar. Terminó de hacer el biberón. Se lo dió a Anita que se lo bebió sin rechistar. Cuando Anita acabó, Ben terminó de fregar. Bella le dejó la niña a Ben diciendole que tenía que hacer cosas importantes. Ben cogió a la niña a regañadientes. Se la llevó al salón. Bella entró en su habitación y se vistió. Después cogió su movil y le mandó un mensaje a Alice y otro a Irina. Quería que ellas estuvieran presentes cuando ella hablara con Lucas. Por si acaso. A Bella no le gustaba ir desprotegida.

Media hora después, Bella, Alice e Irina se encaminaban al lugar donde Bella había quedado con Lucas. El lugar era un claro del bosque cercano a la casa de Bella. Las tres caminaron cuidadosamente entre los árboles. Algunos tenían aspecto tenebroso. Bella estaba un poco asustada. Irina se dió cuenta e intentó tranquilizarla. Tras diez minutos de caminata lo consiguió e inmediatamente después de que Bella dijera que estaba bien, entraron en el claro. El claro era liso y estaba lleno de flores silvestre que crecían a diestro y a siniestro. Era también un lugar muy soleado, por lo que había varios picnics allí. Era un lugar un poco dificil de encontrar, pero merecía la pena. En una de las mantas, había un chico joven. No mucho mayor que Bella. Estaba solo. Irina fue a su lado. Le saludó dandole dos besos. Después, Irina les hizo señas a Alice y a Bella para que la siguieran. Vieron al chico desde más cerca. Era moreno, de ojos verdes. Parecía sacado de una serie de televisión. Vestía una camiseta blanca de mangas cortas y unos vaqueros. Cuando Bella y Alice llegaron les sonrió. Ella le devolvieron la sonrisa. Entonces Irina habló.

- Bella, Alice -dijo sonriendo- este es Lucas
- Encan...-empezó diciendo Alice, pero Bella la interrumpió
- ¿Seguro que es él? -dijo dirigiendose a Irina- No podemos permitirnos falla, ya hay alguien que intenta boicotearnos.
- Si estoy segura Bella -respondió Irina
- ¿Cómo era? -preguntó Lucas
- No lo sé. Solo sé que su voz es muy grave
- Tienes muy pocas pistas entonces, pero podemos descubrir quién es. Lo sabremos si lo rastreo desde tu móvil.
- Bien -respondió Bella entregándole el móvil
- La llamada se hizo desde Roma -dijo Lucas tras unos minutos
- ¿Roma? -preguntó Alice extrañada
- Me lo imaginaba -dijo Bella con un susurro
- ¿Cómo? -preguntaron Lucas e Irina extrañados
- Tuve un sueño, más bien una pesadilla. Estaba en Roma. En el puente Milvio -Irina, Alice y Lucas se miraron extrañados. Lucas abrió la boca para interrumpir a Bella- ¿Nunca escuchasteis la leyenda de los candados del amor? -Los tres asintieron- Pues ese era el puente. Bueno pues encontré un extraño candado. Lo cogí y me empujaron hacia el río Tiber. Mientras caía ví a un anciano con Anita y Andrés. Estaba a punto de ahogarme y ví a Edward. Fuí hacia él. Después desperté.
- ¿Premonición? -susurró Alice
- No -respondió Irina
- ¿No hay relación? - preguntó Bella
- Sí que la hay Bella -respondió Lucas- La última vez que vieron a mi madre fue en ese puente. La secuestraron allí, ante varios testigos. Vieron como un anciano iba con ella. Después desapareció
- ¿Varios? -preguntó Bella
- Solo los magos sabían quien era mi madre Bella. Los demás los veían como una pareja que fue a ver su candado.
- ¿El anciano es un secuestrador?
- No sabemos si es el mismo anciano Bella -dijo Alice- Describeló
- Era...-Bella forzó un poco a su memoria- ¡Ya me acuerdo! Tenía los cabellos blancos. Tenía una barba larga y también de color blanco. Sus ojos eran de color dorado. Estaba vestido con una túnica larga y blanca. Cuando me vió caer sus ojos brillaron de malicia.
- Ojos dorados -dijo Irina con un susurro- Es imposible Bella
- ¿Por qué? -le preguntó Bella
- Porque solo los ángeles tienen los ojos de color dorado -respondió Lucas
- ¿Entonces...?
- Entonces no nos vale la pista. Un ángel no puede haberte amenazado. Además el que secuestró a mi madre tenía los ojos de color negro.
- Podría haber usado lentillas -sugirió Alice
- No creo...

martes, 6 de abril de 2010

THe lion and the lamb. Capitulo 23

Bella estaba un poco desconcertada. Cerró el teléfono móvil y se lo guardó en el bolsillo izquierdo de sus pantalones vaqueros. Irina la miraba intrigada y un poco desconcertada. Bella sabía que Irina podría "leerle" la mente, así que dejó de pensar en aquella voz grave y en aquella mirada y entabló rápidamente una conversación con ella. Estuvieron charlando un buen rato.

A las seis y media, Bella abandonó la casa que compartían Irina y Gonza. Salió al jardín zen y se encaminó hacia su coche. Subó rápidamente. Llegó a casa rápidamente, también. Cogió la llaves de la casa de el bolsillo derecho de su pantalón y abrió la puerta. Llamó a la niñera que se había quedado con Anita. Acudió rápidamente con la niña en brazos. Bella cogió su cartera y le pagó a la niñera el tiempo trabajado. La niñera le pasó la niña a Bella y cogió el dinero. Después se despidió de Bella. Bella pasó por el vestíbulo y llegó a un pasillo ancho y largo. Entró en la cuarta puerta de la derecha. Aquella era la habitación de Anita. (La parte izquierda del pasillo estaba reservada a la habitaciones, exepto la de Anita. Solo hay tres puertas en la parte izquierda). La habitación era un poco pequeña. Había una cuna en el centro de la sala. Todo el cuarto estaba lleno de peluches que le habían regalado a Anita. Las paredes estaban pintadas de rosa claro y, el suelo era también de color rosa. Bella metió a Anita en la cuna. La niña bostezó. Sonriendo, Bella cogió un peluche con forma de oso y se lo metió en la cuna a Anita. Después entró de nuevo en el pasillo y entró en la segunda puerta de la derecha. Allí estaba la cocina. Era amplia. Bella preparó rápidamente la comida (fillete con patatas) y fue a ducharse. Entró en la segunda puerta de la izquierda. Era su habitación. Cogió del armario un pijama y salió de la habitación. Después, entró en la primera puerta de la derecha. Era el baño. El baño era también amplio. Bella se metió en la ducha cuando se desnudó. El agua caliente cayó sobre los agarrotados músculos de Bella. Después de ducharse, Bella se puso el pijama. Luego miró su reloj. Eran las nueve y media. ¡Tan tarde ya!. A Bella se le había pasado el tiempo rápidamente. Fue a la cocina y terminó de hacer la comida.

Cuando terminó eran las diez. Justo en ese momento llegaron Ben y Carlos a la casa. Ben puso la mesa mientras Bella ponía la comida en los platos. Bella comió rápidamente y puso el plato, el vaso y los cubiertos en el fregadero (ese día le tocaba fregar a Carlos). Preparó un biberón para Anita y fue a la habitación de su hija. Anita se bebió el biberón lentamente. Después, Bella puso a Anita en la cuna de nuevo. Llevó el biberón al fregadero. Carlos ya había empezado a fregar. Bella lo puso en el fregadero y se fue al pasillo. Lo cruzó corriendo y llegó al salón de la casa. El salón era una sala amplia y de forma cuadrada. Al fondo había una televisión de plasma y, delante de ella un sofá. A ambos lados del salón había dos grnades estanterías. Una estaba llena de libros, mientras que le otra estaba llena de marcos de fotos y objetos decorativos. Bella se fijó en Ben. Estaba sentado en el sofá. Tenía su ordenador portátil sobre sus piernas. Bella cogió un libro de la estantería y se sentó junto a su hermano en el sofá de cuatro plazas. Ben estaba concentrado, así que Bella su`puso que estaba redactando un trabajo o algo por el estilo. Lo dejó tranqquilo. El libro que cogió era uno de sus libros favoritos. Era el libro A tres metros sobre el cielo, de Federico Moccia. Le encantaba la historia. Ben miró de soslayo el libro. Sonrió. Bella lo notó.

- ¿Conoces el libro? -le preguntó Bella
- Claro -le respondió Ben
- ¿En serio? -preguntó Bella muy sorprendida. Ben odiaba leer- ¿Es coña verdad?
- No, lo conozco.
- Si lo conoces seguro que sabrás decirme algo sobre el libro, no sé como el nombre de los protegonistas, alguna de sus frases, un pequeño resumen o algo así ¿no?
- Sus protagonistas se llaman Baby y Stephano o Step como prefieras llamarle -le respondió Ben sonriendo- y la historia trata sobre la historia de amor de ambos. AUnque al final cortan y... creo que la mejor frase del libro es la de "Tú y yo... a tres metros sobre el cielo", donde según Step es el lugar de los enamorados
- ¿Cuándo lo leiste? -le preguntó Bella muy interesada
- En clase -le respondió Ben sonrojado y bajando la mirada
- Vaya -comentó Bella sonriendo- Así que en clase ¿no?
- Sí -Ben bajó de nuevo la mirada. Siempre que mentía lo hacía. Bella sonrió
- Ya claro -dijo Bella sonriendo
- ¿De qué te ries?- le preguntó Ben un poco molesto
- ¿Gracias a quién lo leiste?
- No te importa -le respondió Ben tan rojo como un tomate
- Supongo que alguien con la que estabas a tres metros sobre el cielo ¿no? -Bella rió hastya que Ben cogió un cojín y se lo tiró a su hermana- B-I-N-G-O
- ¡Cállate!
- No te enfades hombre -Ben le lanzó una mirada asesina a su hermana- Vale, vale no te preocupes que sé guardar un secretito
- ¡Más te vale! -dijo mientras cogía su ordenador portátil y se iba a su habitación (primera puerta de la izquierda del pasillo)

Riendo Bella pensó en la primera vez en que leyó ese libro. Fue justo cuando llegó a España. Fue el primer libro que vió en la librería y decidió comprarlo. Lo leyó maravillada. Le encantaba la historia. Sobre todo por la similitud. Aunque la historia de ella y Edward era más bonita. Al menos para ella. El pensar en Edward hizo que el estómago se le cerrara. Recibió un mensaje. Eran las once y media. ¡La hora a la que había quedado con Lucas!. Se le había olvidado por completo. Bella cogió su móvil y abrió el mensaje. Era de Lucas. Decía que no podía ir a la cita. Que ya la llamaría. Bella se tranquilizó. Menos mal.

THe lion and the lamb. Capitulo 22

El anciano seguía sonriendo. Edward abrió la carta. En el sobre había dos hojas de papel cuidadosamente dobladas. La primera hoja era una carta. En ella le explicaba lo que era el anciano. Un ángel. Un ángel de la guardia. Explicaba el significado de ser un ángel y las responsabilidades. También varias advertencias como la que decía que ningún humano le podría ver. La segunda hoja era un contrato. En él decía que el firmante sería un ángel de la guardia por el tiempo que quisiera. Después se iría al "otro" lado. El anciano ángel le tendió un bolígrafo. Edward lo cogió y firmó el contrato.

Bella despertó de su sueño. Ese día iría a su cita con Lucas. Él la podría ayudar a encontrar un forma de revivir a Edward, o al menos le daría algunos contactos importantes. Cuando se levantó se vistió rápidamente y bajó a desayunar. Después de dejar el cuenco de cereales sobre el fregadero, Bella salió apresuradamente de su casa. Entró en su coche. Necesitaba pedirle perdón a Irina la noche anterior se había pasado muchísimo. Si hubiera dejado a Irina hacerlo no habría ardido nada. Puso rumbo a la casa que compartían Irina y Gonzalo. Llegó rápidamente. Abrió la verja de color negro y entró en el jardín. El jardín era obra de Irina. Con un sencillo conjuro convirtió su jardín en un estupendo jardín zen, como los de China. Cruzó el jardín y llamó a la puerta principal de roble. Abrieron rápidamente. Abrió Irina, Estaba vestida con un top blanco y un pantalón negro. Bella la saludó. Ella le devolvió el saludo. Bella entró a la casa. Cruzaron un largo pasillo y entraron en el salón. El salón era una sala con forma rectangular. Era una sala amplia. Al fondo del salón, había una gran televisión de pantalla plana. Delante de la televisión, había un sofá grande de color rojo fuego (como las paredes y el suelo). A la derecha del salón, había una gran chimenea que iluminaba toda la estancia. Delante de la chimenea varios puf de color blanco. A la izquierda de la estancia, había un escritorio con un ordenador portátil encima. Delante de él estaba Gonza. Cuando las vió entrar, Gonza saludó a Bella. Bella le devolvió el saludo. Irina se sentó en un puf y, Bella se sentó en el que estaba a su derecha. Irina sonreía. Después le pidió a Gonza que les dejara hablar tranquilas. Este apagó el ordenador y se fue de la sala un poco confuso. Bella, un poco avergonzada, le pidió perdón a Irina. Esta le siguió sonriendo y le dijo que no importaba. Que ella hubiera hecho lo mismo por Gonza. Después se abrazaron.

Al rato, a Bella le sonó el móvil. Sabía que era un número desconocido, pues ella tenía una canción para cada contacto de su teléfono móvil. Rápidamente, cogió el teléfono. Eran las cinco en punto.

- ¿Hola? -dijo Bella
- Hola- le contestó una voz grave. Debía ser un hombre
- ¿Quién es? -preguntó Bella un poco confusa
- Alguien que sabe o que pretendes hacer. Algo malo y antinatural
- No voy a hacer nada malo -dijo Bella con voz tensa. Aunque no le podía quitar razón en lo de antinatural- y además a usted no le importa -decir eso era lo más rápìdo para deshacerse de aquel pesado
- Eso es lo que crees -dijo. Un instante después colgó.

Edward seguía un poco desconcertado. Hizo una recopilación de los hechos. Poco antes, un anciano le había dado una carta en la que decía que si quisiera sería un ángel guardián. Era algo muy raro. Después, el anciano se fue con el contrato ya firmado. Edward estaba sentado en la cama en la que había despertado. Estaba pensando. Justo en ese momento, el anciano entró por la puerta seguido de un chico. El chico tendría unos diecisiete o dieciocho años, según calculó Edward. Era moreno y su pelo era corto. Sus ojos eran de color negro. Negro azabache. Cuando entró, miró a Edward y le sonrió. Este le había devuelto la sonrisa. Edward se dió cuenta de lo que estaba haciendo el anciano. Le estaba mirando fijamente con sus ojos de color dorado.

- Buenas tardes Edward -dijo el anciano. Tenía una voz grave- Me llamo Angelus y soy el instructor de ángeles guardianes principiantes
- Buenos días -le respondió Edward aún mirando al chico que estaba al lado de Angelus
- Él será tu compañero de habitación -le dijo Angelus al ver que no lo miraba
- Vale
- Mañana comenareis vuestras clases a las...
- ¿Clases? -preguntó Edward interrumpiendolo
- Sí -dijo el ángel un poco molesto- A las siete en punto de la mañana. Debéis ser capaz de proteger a vuestros protegidos. Además les tendreis que aconsejar bien. Si os equivocais podeis hacer que tome una mala decisión.
- ¿Nos verán? -preguntó Edward
- En sueños, si lo deseais
- Entonces nos conocen ¿no?
- Claro, te conocían cuando vivías -Edward abrió la boca para hacer otra pregunta, pero Angelus le respondió antes de que hablara- También conoceréis a esas personas.
- ¿Esas?
- Claro, puedes ser ángel guardián de varias personas a la vez
- Bien...
- Puede que esteis ligadas emocionalmente a ella -dijo Angelus poniendo bastante énfasis en las dos últimas palabras- Bueno me iré, tengo que hacer algo muy importante. Además necesitais tiempo para conoceros, ya que seguramente formaréis un equipo -Angelus sacó un móvil de la túnica y llamó a alguie. Salió de la habitación rápidamente. Eran las cinco en punto.