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Enlazamé

jueves, 8 de diciembre de 2011

Collegio D'Amore. Epílogo

Epílogo


Honrando a los muertos.



Pasaron quince años de aquel fatídico día en el que la mayoría de sus compañeros del WhiteSoul habían perdido la vida a manos de aquellos criminales. Al menos todos habían sido detenidos por los policías. Paul se había salvado gracias a que nadie testificó en su contra. Nadie sabía que Paul había sido cómplice. Lo único que sabían era que había sido hijo de uno de los jefes. Todos los cuerpos habían sido encontrados y enterrados en uno de los cementerios más viejos de Madrid. Incluido el de la madre de Paul, considerada víctima. Todos los años, los que quedaban vivos iban a honrar a los muertos en aquel día. A todos les había ido bien en la vida. Habían heredado la fortuna de sus padres, tenían una buena casa, amigos y sobre todo una gran familia. Olly y Blad, como era de esperar, se habían casado un año después de aquel día. Sus padres, los de ambos, no pudieron creerse aquella noticia. Les parecía una noticia de locos, pero no se opusieron a la boda, pues vieron como sus hijos estaban cada vez más felices juntos. En ese momento tenían dos hijas mellizas de diez años llamadas Melanie y Helena. Melanie era exactamente igual a su abuela. Excepto por un detalle, era morena al igual que su padre. Helena, sin embargo, había salido a la familia de Blad, pero era rubia. Aitor y Jenny también se habían casado, pero mucho antes. Lo mantuvieron en secreto hasta la boda de Blad y de Olly, a Melanie casi le da un infarto cuando se enteró de que su hija se había casado dos meses después de que la secuestran. Tenían dos hijos. Uno de ellos se llamaba Raúl. Tenía catorce años, casi quince. Raúl era igualito a su padre, una réplica exacta de él. Jenny se había quedado embarazada el primer día que les encerraron, cuando durmieron juntos.
El otro hijo de ambos se llamaba Daniel. Éste tenía once años. Daniel era rubia y sus ojos eran iguales que los de Olly. En todo lo demás, era exactamente igual que Aitor. Paul e Irene también se casaron, por supuesto. Tenía solamente una hija llamada como su madre. Era exactamente igual a ella, pero con el carácter de su abuela paterna. Tenía nueve años recién cumplidos. Kate y Jake estuvieron un tiempo saliendo juntos. También se casaron, pero su relación era la más tirante, siempre estaban peleando, pero siempre se reconciliaban. Tenía tres trillizos de once años. Sus nombres eran Carlos, Carolina y Esteban. Los niños eran igualitos a Jake y, Caroline era igualita a Kate, pero sin embargo todos se parecían muchísimo. Stefan y Annia también se casaron. Tuvieron una hija a la que llamaron Emma, en honor a la ex-novia de Damon. Tenía ocho años y era como Damon, pero en chica. Damon nunca se olvidó de Emma, pero sin embargo encontró pareja. Ella se llamaba Crystal y era una estudiante de intercambio de EE.UU. Se chocó con Damon por la calle y, se quedó prendada de él al instante. A él le costó unos meses pero finalmente lograron casarse. También tuvieron un hijo, al que llamaron Iker. Iker era como Stefan, pero con el carácter de Damon. La hija de Alma y Leo, estos aún no estaban casados, se llamó Amor. Amor era pelirroja, como la madre de Alma, y sus ojos eran de color marrón chocolate. Helen y Edward eran una buena pareja. Se habían casado, pero no tenían hijos, aunque les gustaría tenerlos pronto. Sirius y Natasha, sin embargo, se casaron y tuvieron dos hijos que se llamaron como ellos. Contra todo pronóstico, Miguel e Isabella empezaron a salir juntos. No se habían casado y ambos cuidaban al hijo de Isabella y Scott, llamado como su padre... Todos al fin pudieron vivir felices y en paz... Todos recordaban lo que habían pasado juntos en aquel tétrico internado, por lo que sabían que su amistad no se rompería nunca. Pasara lo que pasara... Estaban en la puerta del cementerio. Lentamente todos fueron entrando. Todos llevaban un ramo de rosas blancas en sus brazos. Fueron hacia la parte en la que sus amigos estaban enterrados. Era la primera vez que iban con sus hijos y a estos no les gustaba mucho estar allí. Cada uno dejó una rosa blanca encima de cada tumba. Cada año hacían el mismo ritual... Cuando terminaron, miraron las tumbas. Recordaron los buenos momentos que habían pasado junto a ellos. Los buenos momentos, los malos, los regulares... Lentamente fueron saliendo del cementerio mientras unos cuantos no podían contener las lágrimas. Habían sobrevivido, y por esa razón debían honrar a los muertos...

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