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Enlazamé

domingo, 7 de agosto de 2011

Collegio D'Amore. Capítulo 15.

Capítulo 15


El secuestro [Parte 4]


    Paul soltó una nueva carcajada. Nadie se le resistiría. Nadie. Paseó junto a los cuerpos de los chicos y chicas del "WhiteSoul". Le quedaban pocos. Muy pocos. Sonriendo vago entre los cuerpos sin rumbo. Seguramente algunos imbéciles arrogantes irán a intentar rescatar a los pobres losers durmientes. Dicho y hecho. Unos minutos después dos chicos empezaron a bajar por las escaleras. Uno era moreno. Sus ojos eran de color azul, casi grises. Llevaba una barbita de tres días. Sus ojos centelleaban de furia. El otro era rubio. Sus ojos eran de color azul también. Tirando a verde. Él no llevaba barba. Sus ojos, al igual que el del chico que estaba a su lado, centelleaban de furia. Paul soltó una carcajada. ¿Dos contra uno? ¿David contra Goliat? ¿Se creían que iban a ganar?. Paul rió de nuevo y sacó su arma. Apuntó primero al rubio.

    - No Dan -gritó el moreno

    Paul disparó contra Dan. Él, petrificado, no se movió. Sin embargo, el moreno se lanzó a parar el disparo, Paul supuso que se creia que era una bala de verdad. El dardo le dio justo en el corazón. Petrificado, el moreno cayó como a una marioneta a la que le habían cortado los hilos. Se dio un golpe en su cabeza. Salía poca sangre de la herida que se había echo. Aguantaría hasta que hubiera capturado a todos

    - ¡Cesc, no! -gritó Dan- ¿Qué le has echo?

    Paul no contestó. Apuntó a Dan y le disparó. El dardo le dio en su brazo derecho. Cayó sobre Cesc, como si fuera un muñeco sin hilos. Antes de que Paul se diera cuenta, alguien le golpeó por detrás. Paul gimió levemente. Se dio la vuelta rápidamente. El golpe se lo había dado un chico. Un chico de unos dieciocho años. Era rubio. Sus ojos eran azules, como los del lapizuli. Tenía una mirada intensa y tan penetrante como los rayos X. Sus ojos centelleaban de furia también. El chico le golpeó el estómago con su puño. En el llevaba un anillo con su nombre. Fabio. El anillo era de los grandes, por lo que el golpe le dolió doblemente. El puño impactó varias veces más en la misma zona. Paul le devolvió el golpe. Ambos cayeron en el suelo. Rodaron por él. Ambos se daban golpes. Paul quedó arriba de Fabio. Le golpeó varias veces en la cara. Cuando creyó que le había roto la nariz se levantó. Fabio se lanzo de nuevo sobre Paul. Le embistió con todas sus fuerzas. Paul cayó al suelo. Consiguió apuntar a Fabio, que no le paraba de dar patadas en el costado, y le disparó. Fabio cayó sobre un cuerpo. Sobre el cuerpo de Irene. Paul gruño y lo apartó a patadas. Esta vez si le rompió la nariz de verdad. Escuchó el grito de una chica. Se dio la vuelta. Estaba en el pie de las escaleras. Era rubia y tenía los ojos de color negro. Sus cejas y su mirada le daban un aspecto frío. Helen se acercó a Paul corriendo. Cuando llegó junto a él, alzó una mano y le abofeteó la cara repetidas veces. Paul gruño y disparó un dardo contra Helen. Ésta cayó sobre el cuerpo de Fabio. Parecía que todos se habían unido. Raro, conociendo la trayectoria de esos chicos. Los chicos se estaban revelando. Irían a por él rápidamente. Hasta que todos cayeran, por supuesto. Paul ganaría. Tenía todo a su favor y nadie le podía quitar la gloria. Nunca lo permitiría. Justo en ese momento se abrió una puerta. De ella salió una chica, guapísima por cierto. Tendría unos diecinueve años. Era morena. Sus ojos eran de color azul. El azul más claro que había visto, casi gris, Paul en su vida. Era bastante blanca de piel, pero no llegaba al albinismo. Su pelo largo, le llegaba hasta la mitad de la espalda, se movía de un lado a otro mientras caminaba hacia Paul. La expresión de sus ojos era fría, distante. Su vestido azul, con escote palabra de honor, tenía volantes en la parte inferior. El vestido le hacía parecer algo más delgada. Mientras se fijaba en los detalles de la anatomía de la chica, Paul se fijó en un pequeño tatuaje que tenía en la parte superior de su seno derecho. Ponía "Susana". Al igual que con Fabio, supuso que el nombre de la chica era Susana. Susana llegó junto a él, sus ojos centelleaban de la furia que sentía. Veía a todos sus amigos tirados, creyendo que estaban muertos. Abrió los brazos y le hizo señas para que le disparara. Ni corto ni perezoso, Paul le disparó. Cayó con los brazos extendidos. Paul soltó una carcajada. Seguramente Susana creería que era una mártil. Soltó una risita de nuevo. Dos chicas se acercaron a él chillando. Ambas eran rubias de ojos azules. Una parecía mas joven que la otra. Ambas llevaban una pulsera con su nombre. Amelia e Isabella. Amelia era la joven. Isabella, además de ser mayor, tenía un buen cuerpo. Paul las disparó sin pensarselo dos veces...

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